JUNTOS PERO NO REVUELTOS.

domingo, 13 de abril de 2014

La niña que se sentía sola y se compró un pez.

Érase una vez una niña -no tan niña- que se sentía sola. Tenía amigos, pero no los tenía. Tenía novio, pero a veces no lo tenía. Tenía familia, pero a veces, y solo a veces, no la tenía. Decidió comprarse un pez, un pez negro que durante horas y horas no hacía otra cosa que besar el cristal de la enorme pecera. Nadaba a un lado, y luego al otro. Un lado, al otro. La niña -no tan niña- pensó en comprar un amigo para su pez negro, que estaba solo en esa pecera tan grande. Al principio el pez negro atosigaba a su nuevo compañero de piso, pero él no parecía inmutarse. Una mañana la niña se encontró al nuevo pez flotando, y al pez negro besando el cristal. Un lado, al otro. El pez negro no parecía estar triste ni sentirse solo, seguía nadando y besuqueando aunque su amigo le había dejado tirado. Entonces la niña se dio cuenta de que estar solo no era algo malo, solo había que aprender a vivir así. Además, ya no estaba sola, tenía a su pez negro.

martes, 13 de agosto de 2013

Excuse me first love.

Sin duda, el primer amor es el más intenso. Es un amor verdadero, pero el menos completo de todos. Es del que más aprendes, ya que cometes todos los errores que se pueden llegar a cometer. Es un amor que te absorbe, que te llena el alma; incluso te hace sentir tanta felicidad que podrías morir en paz en ese mismo instante. El primero es un amor loco, ingenuo, iluso; y es que pensamos que es un amor para siempre, pero para siempre es mucho tiempo. 

Antoine de Saint-Exupery dijo que al primer amor se le quiere más, a lo demás se les quiere mejor. Y es cierto, con el primero aprendemos a amar, aprendemos de los errores, y también de las alegrías. Tú fuiste mi primer amor, y te amé mucho, más de lo que creía que se podía querer a una persona. Pero ahora, ahora... Ahora toca querer mejor.

Nueva vida.

Aprender a meditar

Ser puntual

Leer un libro mensual

Tomar dos litros de agua diaria

Dormir antes de las 2 A.M.

Deporte diario

martes, 26 de marzo de 2013

sábado, 23 de marzo de 2013

Noche de sábado.

Subió el volumen de la música y recorrió el pasillo desnuda pensando en él; en qué haría cuando sus enormes ojos grises la miraran. Quería estar guapa para él, quería gustarle. Se puso su mejor vestido, con sus mejores tacones, incluso pintó sus labios de color carmín. Cogió su collar de diamantes, pero inmediatamente lo dejó en el aterciopelado estuche. En las películas los hombres solo regalan collares de Tiffany's a aquellas mujeres que no los llevan puestos. Se recogió el pelo y preparó su bolso. Los minutos pasaban y él no llegaba. Como cada noche. Pero cada noche, ella tenía la esperanza de que él llamaría a la puerta con un enorme ramo de rosas. Sí, quería estar guapa para él, quería gustarle. Pero él nunca llegó.