Desde pequeña he visto en las películas que los enamorados, en un intento más de vendernos un amor lleno de pasión y lujuria, lleno de magia, aventuras y sorpresas, decidían dejar que el destino eligiera donde sería su próxima escapada romántica tras pronunciar "Fugémonos,solo necesitamos estar juntos,solos tu y yo, nada más", y ella obviamente decía "Sí, no lo pensemos más, TE AMO". En ese momento él corría hacia algún lugar de la pequeña habitación, iluminada únicamente por una pequeña y aromatizada vela. y aparecía con un globo terráqueo. Con sus fuertes y viriles manos hacía que esa gran bola donde estaba todo, cada centímetro de tierra, cada milla de océano, cada cascada, cada montaña y cada río, haciendo insignificante ese enorme lugar llamado mundo, girara sobre su eje, y tras cerrar los ojos, cogía el delicado dedo índice de ella, y señalaba un lugar, dejando al destino elegir, y no sé cómo ni por qué, siempre señalaban el sitio perfecto, nunca eso llamado destino les llevaba a el lugar más frío y desterrado de la Antártida, no, el destino conducía su amor a ese lugar perfecto, que ni si quiera sabemos si existe.
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gotas de agua